Hablar de la historia de una cultura, cualquiera que ésta sea, lleva en un interrelación disciplinaria a conceptuar el marco físico en el que se ha desenvuelto; es decir, el generado por un grupo de individuos que, con una sensibilidad innata, partiendo de la observación de la naturaleza, no sólo la imitó sino que llegó a la audacia de modificarla en beneficio de su comunidad, aunque procurando no perder de vista el equilibrio que la misma naturaleza impuso, y sigue imponiendo , a quienes buscan entenderla.
Hablar de la historia de una cultura, cualquiera que ésta sea, lleva en un interrelación disciplinaria a conceptuar el marco físico en el que se ha desenvuelto; es decir, el generado por un grupo de individuos que, con una sensibilidad innata, partiendo de la observación de la naturaleza, no sólo la imitó sino que llegó a la audacia de modificarla en beneficio de su comunidad, aunque procurando no perder de vista el equilibrio que la misma naturaleza impuso, y sigue imponiendo , a quienes buscan entenderla.En el caso de México, la ingeniería civil tiene con el respaldo de la observación, de experiencias y de intentos de aplicaciones deductivas encauzadas a resolver problemas-, una antigüedad tan grande que a no ser por los testimonios aún presentes, bien podría corresponder a una narración, la transmisión generacional al destacar la mayoría de las veces la grandiosidad de las obras, ha hecho que disminuyera, cuando no deformado, su enorme valor como fruto del pensamiento y del ingenio humanos.Pero no todo fueron construcciones espectaculares; las hubo de diversos tamaños, dependiendo de su capacidad de respuesta, sin que por ello disminuyera su importancia; así, el agua, en tesis y antítesis de abundancia y de escasez desarrolló la imaginación de los ingenieros. En el primer caso destacan las hasta hace poco mal interpretadas construcciones piramidales, localizadas en la Quemada, Zacatecas que, como generadores de lluvias, retaban a su vez la resequedad del entorno, y la gran presa de Moquitongo, en puebla: primer control de agua para la irrigación. Por otra parte es necesario señalar que las torrenciales precipitaciones-en otras zonas-, no impidieron la construcción de inmensas plataformas de bloques de adobe altamente resistentes, en las que se cimentó el conjunto de San Lorenzo, de la cultura Olmeca.En una combinación premonitoria de tiempo y espacio en la que el grupo mexica tuvo un lugar preponderante como cultura tardía en el Valle de Anáhuac, éste-en su largo peregrinar-asimiló técnicas de ingeniería empírica que puso en práctica al llevar a la realidad su anhelado deseo de erigir el más grandioso y espectacular señorío prehispánico. Su primer asentamiento, en lo que hoy es la avenida Hidalgo, los enfrentó a un medio hostil que lejos de amedrentarlos, les provocó encontrar lo que siempre existe de positivo e lo negativo.En este caso hallaron la solución a través de la ingeniería, aunque ya interrelacionada con la hidráulica, la mecánica de suelos, así como la estructura y resistencia de materiales.Empezaron por aprovechar las aguas salobres del mar interior, en cuya ribera pudieron abastecerse de tierras fértiles con la creación de chinampas a pesar de las agresivas aguas. Eso les llevó a proyectos de transformación del entorno físico cada vez más ambiciosos; uno de ellos, el albarradón, que separaría las aguas dulces de las saladas, se logró gracias a un ingeniero innato, Nezahualcoyotl, señor de Texcoco. Con dicha obra habían, pues, superado un obstáculo impuesto por la naturaleza a los pueblos ribereños. La aplicación de una ingeniería empírica, les permitió vislumbrar algo que aún hoy podría calificarse de temeridad: una isla artificial más tarde conocida como Isla de los Perros. Ésta surgió tras un acarreo de tierra vegetal desde sitios que a la fecha se ignoran; e hicieron surgir en el horizonte lacustre una plataforma que iba prácticamente desde más allá del actual atrio de la Catedral Metropolitana hasta Peralvillo, y desde la calle de Brasil hasta la iglesia de Loreto, aproximadamente, aunque parezca increíble.En esta isla levantaron su centro ceremonial apoyado en pilotes. Estos contrarrestaron el hundimiento natural al controlar la expansión del suelo mediante la combinación de la ingeniería de construcción con la mecánica de suelos. En este momento, la sede del señorío azteca no tuvo parangón.Ciudad mágica, mitad audacia y mitad temeridad, acunada por cinco lagos, ampliada programadamente por kilómetros de chinampería; rodeada por muelles lacustres y calzadas que, a través de compuertas, regulaban los desniveles de los lagos a fin de evitar aterradoras consecuencias. Pero sus antiguos pobladores entendieron que, a pesar de representar un éxito de ingeniería, era también una agresión al equilibrio establecido por la naturaleza, y con plena conciencia de ello lo hicieron plasmar iconográficamente en el chimalli que identificaba a la Gran Tenochtitlan. La naturaleza no perdonaría jamás tal ofensa; castigaría esa temeridad con la dualidad de vida y muerte del agua, en combinación con los eventos sísmicos.
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